- ¿QUIÉNES SOMOS?
- Programas
- Programa de Diagnóstico, Medición y Evaluación de Impacto
- Unidad de Monitoreo de Procesos
- Programa de Convenciones y Mecanismos Internacionales Anticorrupción
- Programa Sectorial en Educación y Rendición de Cuentas
- Programa de Integridad en el Financiamiento Climático (CFIP)
- Programa Editorial
- Iniciativa para el Fortalecimiento de la Institucionalidad de los Programas Sociales (IPRO)
- Programa de Investigación sobre Ciudadanía y Mercados
- BIBLIOTECA
- Comunicados de Prensa
- RENDICIÓN DE CUENTAS
- CONTACTO
El debate de la necesidad de transparencia para que el ciudadano conozca de primera mano lo que el gobierno hace y pretende hacer con su dinero lleva en la calle ya unos cuantos años. La transparencia la entendemos como uno de los medios que permite disminuir, si es bien practicada, los riesgos de corrupción. Estando como estamos en un momento histórico en que la ciudadanía demanda una constante rendición de cuentas a sus gobernantes, éstos se llenan la boca día sí y día también apelando, muchas veces sin razón, a la tan manida transparencia.
Las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) han allanado el camino para que la transparencia en la información que va del gobierno a la ciudadanía sea algo mucho más sencillo. Se han multiplicado los portales en los que podemos encontrar información de la administración pública relativa a los presupuestos, a licitaciones, a procedimientos etc., sin embargo, no parece que esto baste a una ciudadanía que tiene derecho a conocer en detalle las actuaciones de su gobierno.
Pero las TICs han influido en gran medida también en una transparencia en otra dirección: la vida de los ciudadanos es cada día más transparente para los gobiernos. En los últimos días hemos sido testigos de un nuevo escándalo ligado a la vigilancia masiva de las comunicaciones de los ciudadanos.
La semana pasada los periódicos The Guardian y The Washington Post recibieron unas filtraciones en las que se evidenciaba que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) de los EU, había desarrollado diferentes técnicas y programas con el fin de vigilar llamadas telefónicas y acceder a datos de usuarios de los servidores de Microsoft, Apple, Facebook y Google entre otros (no se sabe si con su connivencia o no).
Según Edward Snowden, ingeniero de la CIA y autor de la filtración “la NSA ha construido una infraestructura que le permite interceptar prácticamente todo. Con esta capacidad la mayoría de las comunicaciones humanas se almacenan sin un objetivo determinado”. [1]
Obama ha tenido que salir al paso del escándalo intentando justificar lo injustificable al permitir algo a lo que se oponía, diciendo que “No se puede tener el 100% de seguridad y el 100% de privacidad”. Es decir es necesario hacer concesiones para vivir en un mundo seguro.
La razón de Estado ha existido siempre y nuestros gobernantes han tenido y tendrán que tomar decisiones para conservar la supervivencia del propio Estado saltándose eventualmente los derechos individuales, sin embargo, la sociedad espera que la apertura democrática, el buen gobierno, la transparencia, la participación ciudadana y otros mecanismos, ayudados con las posibilidades que ofrecen las TICs, reduzcan la discrecionalidad del Estado al mínimo y lleguemos a unas sociedades orwellianas pero en sentido inverso, es decir una sociedad en la que el gobierno pueda estar constantemente observado y monitoreado por el ciudadano.
[1] MacAskill, E. (9 de junio, 2013). Edward Snowden, NSA files source: ‘If they want to get you, in time they will’. The Guardian. Recuperado el 10 de junio de 2013 en http://www.guardian.co.uk/world/2013/jun/09/nsa-whistleblower-edward-snowden-why