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El principal enemigo de una política social es que no esté institucionalizada
La revista Cámara de la Cámara de Diputados en su edición sobre Programas Sociales del mes de julio realizó una entrevista al Director Ejecutivo de Transparencia Mexicana, Eduardo Bohórquez. En ésta habló sobre la situación en la que se encuentran los programas sociales en México, este diagnóstico lo realizó por medio de los resultados obtenidos en la plataforma de la Iniciativa para el Fortalecimiento de la Institucionalidad de los Programas Sociales (IPRO).
IPRO es una iniciativa conjunta por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y Transparencia Mexicana (TM), a partir de un acuerdo hecho en el año 2008. Su objetivo es contribuir a reforzar los criterios de protección de los programas sociales, a través de la creación de una plataforma de información pública, neutral e independiente que establece una serie de atributos y criterios mínimos de institucionalidad de la política social. Busca además, facilitar un foro de discusión y conocimiento sobre la importancia de la institucionalidad de los programas sociales.
Durante la década de los años 90, hubo una explosión en el nacimiento y creación de muchos programas sociales. Esto se explica debido a que entre otras cosas, los servicios públicos existentes no tenían la capacidad suficiente para solucionar los problemas de pobreza y pobreza extrema a los que México se enfrentaba. Por tanto, los programas sociales aparecieron como una forma de corregir problemas específicos, que las políticas de salud o educativas no resolvían por sí mismos.
Los programas sociales pueden ser una herramienta de política social muy útil, pero esto dependerá de qué tan bueno es su diseño y su operación. Por tanto, el objetivo de IPRO se concentra en fortalecer la institucionalidad de los programas sociales. Es decir, lograr que la política social sea más robusta, que deje de ser caprichosa o dependa de los deseos de algún alcalde o gobernador. Para lograr este fortalecimiento se deben tener objetivos claros, pues existe una gran cantidad de programas que se han creado a la sombra de los grandes programas sociales como Oportunidades. Muchos de ellos debían operar por un tiempo limitado, y al prolongarse han generado burocracia, distraído recursos y no se han orientado a la resolución de problemas reales.
Ante este escenario es que la política social debe cambiar. Se debe tener presente que un buen programa social sería uno que tuviera claridad sobre su duración en el tiempo, que cumpliera claramente una tarea, resolviera un problema y si no lo lograra, que evolucionara para tratar de convertirse en un nuevo programa social o que desapareciera. Sin embargo, para lograr esta gran meta primero se deben ajustar algunos aspectos de institucionalidad en la operación de los programas sociales. Entre ellos se encuentra, que existan mayores niveles de transparencia, no sólo en el presupuesto asignado sino en la ejecución del gasto, que se conecte este gasto con el objetivo del programa y por último que exista una mayor participación social en el diseño, evaluación e implementación de los programas sociales.
Para leer la entrevista completa. Dar click aquí en la página 15: http://issuu.com/transparenciamexicana/docs/revista_33_jul-4_prog_soc/0