Por Sandra Patargo

En los últimos meses, los medios han publicado varias notas de mujeres que no han recibido la atención médica adecuada a la hora de ingresar a una clínica de salud para dar a luz en México. Varios de esos casos han indignado a los lectores, como el de la mujer que dio a luz en el patio de un hospital en el municipio de Jalapa de Díaz, Oaxaca, porque se le negó la atención médica, imagen que varios recordamos al haber visto la impactante fotografía circulando por las redes durante días. Éste, y otras decenas de casos en Oaxaca y en otros estados de la república como Puebla y Chiapas, han puesto este tema en el radar de la opinión pública.

Sin embargo, la reciente difusión mediática del tema no es más que la punta del iceberg. En un país como México, en donde un problema estructural se entrelaza con otro, trayendo resultados dramáticos, es de fundamental importancia preguntarnos ¿Por qué nos urge poner el tema de la mortalidad materna y de la salud en México como una prioridad?

  • Porque a pesar de los avances en otros Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), México no va a llegar a la meta de mejorar la salud materna en 2015. La meta de reducir la mortalidad materna en tres cuartas partes sigue muy lejana. Un ejemplo de ello fue que en 2011, la razón de mortalidad materna (RMM) fue de 43, muy por arriba de la meta de 22.2 defunciones. Además, es importante tomar en cuenta que estas cifras se pueden disparar en ciertas regiones del país, por ejemplo, las mujeres que habitan municipios indígenas pueden llegar a tener RMM tres veces mayor que los municipios que no cuentan con población indígena. 
  • Porque la corrupción en el sistema de salud es un obstáculo para garantizar el derecho a la salud de los y las mexicanas. De 35 trámites y servicios evaluados en el Índice Nacional de Corrupción y Buen Gobierno (INCBG) 2010, instrumento de Transparencia Mexicana que mide la corrupción que afecta a los hogares, el indicador “Atención urgente a un paciente o que éste ingrese antes de lo programado en una clínica u hospital” es el número 19, con un incremento de corrupción de 3.2 a 8.679 en el INCBG 2010 comparado con la medición anterior. 
  • Porque el derecho humano a la salud no es una realidad para todos y todas las mexicanas. A pesar de que la cobertura de servicios de salud ha aumentado con los años, eso no necesariamente ha tenido un impacto positivo en garantizar el derecho a la salud de la población mexicana. En el informe de 2012 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) encabezó las diez dependencias gubernamentales con mayor número de quejas por violaciones de derechos humanos, con 1,876 de 11,011. A su vez, en total sumaron 2,576 quejas por violaciones al derecho a la salud “en su mayoría por hechos violatorios consistentes en omitir proporcionar atención médica, obstaculizar o negar presentaciones de seguridad sociales, negligencia médica y omitir suministrar medicamentos”. Además, entre 2000 y 2012, el área de gineco-obstétricia fue el área con más demandas presentadas en la Comisión Nacional de Arbitraje Médico, con un total de  2,877 quejas durante este periodo. 
  • Porque la exclusión de los servicios de salud afecta principalmente a los grupos más discriminados, entre ellos, las mujeres. De acuerdo al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), “prácticamente una tercera parte de las mujeres son excluidas de los servicios de salud”, especialmente las mujeres en edad reproductiva. En 2010, el acceso a la salud de las mujeres en edad reproductiva (15-39 años) a nivel nacional fue de 64.4%, mientras que en estados como Oaxaca fue de 48.65%. Asimismo, de las 992 víctimas de mortalidad materna en 2010, 27.8% no contaban con  derechohabiencia y 13.4% murieron en su casa o en la vía pública. 
  • Porque requiere de la colaboración y la coordinación de diferentes actores y órdenes de gobierno. Al ser la salud un sector descentralizado en el país, resulta necesaria la coordinación y colaboración tanto interinstitucional, como entre órdenes de gobierno. En la reciente publicación del Informe de Avance de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en México se muestran los grandes retos en el tema de mortalidad materna a nivel estatal. Resulta necesario que cada dependencia, entidad y orden de gobierno trabaje en mejorar la salud materna y contribuya a mejorar los indicadores del país. 

El gobierno ha mostrado disposición para mejorar las condiciones de salud de los mexicanos y mexicanas, y de reducir la mortalidad materna, representado en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 (El objetivo 2.3 es “Asegurar el acceso a los servicios de salud”) y en diversas estrategias como: los centros de atención telefónica de la Secretaría de Salud; las Estrategia de Intervención conjunta del IMSS y Oportunidades para reducir la mortalidad materna; el Programa Sectorial de Salud 2013-2018; entre otros.

Estos esfuerzos llevados a cabo por los distintos órdenes de gobierno parecen indicar que México va a darle prioridad al tema de mortalidad materna en su agenda Post 2015. Sin embargo, lo que nos queda es cuestionarnos sobre la efectividad de estas intenciones y estrategias. México, lleva teniendo como prioridad el tema de salud materna desde el año 2000, cuando se comprometió a los ODM, sin embargo, los avances en 14 años en el tema de mortalidad han sido poco alentadores, lo que nos lleva a esperar una respuesta diferente a un problema que sigue siendo el mismo.

Es así como resulta fundamental poner sobre la mesa que el problema de salud materna va más allá de llevar a cabo estrategias a corto plazo – sin negar la importancia de éstas – pero de entender que este problema está ligado a problemas estructurales como es la discriminación de género, la corrupción, las violaciones de derechos humanos y la necesidad de empujar estrategias en todos las dependencias y órdenes de gobierno. Por lo que una estrategia a largo plazo y duradera debería no sólo buscar mejorar la atención médica, sino esforzarse en erradicar la discriminación, corrupción y violencia de género en el sistema de salud mexicano.