Las características de la Ciudad de México permiten identificarla como una ciudad global. Estas ciudades son las que destacan más allá de las fronteras nacionales por una serie de atributos que las hacen reconocibles internacionalmente, y que por lo general están relacionados al desarrollo económico. Pero para pensar a la Ciudad de México como una ciudad global es importante que incluyamos, además de la dimensión económica, otras que están relacionadas con una agenda de derechos e inclusión, con la cultura, la tecnología, el desarrollo urbano entre otras.

Inspirados por la serie de diálogos conducidos por el Laboratorio de la Ciudad de México, el espacio experimental del Gobierno del Distrito Federal, que han buscado identificar los elementos constitutivos de una internacionalización deliberada de nuestra ciudad, proactiva y propositiva, nos sumamos a este ejercicio de reflexión sobre la Ciudad de México. Las opiniones de un amplio número de representantes de distintos sectores, la academia, el propio gobierno de la Ciudad, organizaciones civiles que responden a causas muy variadas –desde la promoción de la cultura hasta el combate a la discriminación, pasando por el desarrollo urbano y el fortalecimiento de la legalidad- ofrecen la oportunidad de incorporar un espectro amplio de temas sobre los que conversar en torno  a la internacionalización de la Ciudad de México.

Este tipo de reflexiones permiten explorar las necesidades a las que nos enfrentamos quienes vivimos y constituimos a la Ciudad. Más allá de las acciones de gobierno, hay mucho espacio para la actuación de cada uno de nosotros, en nuestra calidad de habitantes individuales, miembros de organizaciones, estudiantes, trabajadores, emprendedores, empleadores, artistas, etc. Estas acciones deben apuntar tanto a la proyección exterior de nuestra ciudad, como hacia los muchos y variados retos sobre los que internamente debemos trabajar todos los días. Parece ineludible que la internacionalización deba pasar por una revisión de los asuntos internos.

Esta reflexión “en espejo” (hacia dentro y hacia afuera) nos pone en sintonía con la agenda de desarrollo global. Este 2015 es el año en el que los llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio[1] deben ser replanteados a nivel mundial, para ampliarlos y para profundizarlos, y desembocar en las que ahora conoceremos como Metas de Desarrollo Sustentable[2]. Dichas metas tienen como base un enfoque de derechos humanos y un sentido amplio de justicia, mismos que se orientan al llamado a ‘no dejar atrás a nadie’[3]. ¿Qué quiere decir esto para la Ciudad de México?

Desde nuestra mirada, la traducción de la agenda global de desarrollo en acciones específicas para la Ciudad de México –o para cualquier otra- requiere de un funcionamiento efectivo de las instituciones que regulan su vida. Cualquier compromiso que busque la dignidad de las personas, lograr condiciones de vida más justas y equitativas, un desarrollo urbano y ambiental sustentable, necesita contar con un andamiaje de procesos e instituciones que implementen con efectividad aquellas medidas destinadas a, por ejemplo, reducir la desigualdad o asegurar la provisión de bienes y servicios esenciales como el agua y saneamiento.

La participación de todos en estos procesos es central. Es necesario contar con una ciudadanía involucrada en la detección de necesidades, en la propuesta de soluciones y en el seguimiento a su implementación, algo que implica a su vez un fortalecimiento –o reconstrucción donde haga falta- del tejido social y de un sentimiento de comunidad y pertenencia que nos impulse a trabajar en conjunto para hacer de nuestra ciudad un lugar lleno de fuerza y oportunidades.

La construcción de la agenda internacional de la Ciudad estará mucho mejor cimentada si cuenta con instituciones eficientes, transparentes y en constante retroalimentación con una ciudadanía participativa e involucrada. Al mismo tiempo, permitirá seguir avanzando en la construcción de una ciudad que sea un espacio de desarrollo inclusivo y próspero, en el que todos podamos realizar nuestra aspiración a una buena vida, y desde la que construyamos el país que podemos tener.

[1] http://www.un.org/es/millenniumgoals/

[2] https://sustainabledevelopment.un.org/sdgsproposal

[3] Informe del Secretario General de las Naciones Unidas, publicado el 4 de diciembre de 2014 y disponible en http://www.un.org/ga/search/view_doc.asp?symbol=A/69/700&referer=/english/&Lang=S