Impulsar una agenda desde distintos frentes permite enriquecer las perspectivas involucradas y ampliar el número de puntos de apoyo. Una agenda compartida hace que las proporciones cambien: los actores emplean menos tiempo en persuadir a sus contrapartes de la riqueza de sus argumentos y mucho más en ejecutar los compromisos que alcanzan. Importa más que se alcancen resultados –y el impacto asociado a éstos— que el origen de las propuestas o la capacidad de convencimiento de los actores.

La Alianza para el Gobierno Abierto está orientada por estos principios. A sentar a la mesa a sociedad civil, gobierno y órganos garantes, se busca concentrar los esfuerzos en producir cambios concretos en la vida de las personas, en lugar de invertir cuantiosos recursos –entre ellos el tiempo– en hacer que las distintas fuerzas sociales se encuentren o que los actores escuchen las distintas posturas.

En México, la Alianza para el Gobierno Abierto ha entrado en el segundo ciclo de implementación. Tras el cambio de administración federal, un nuevo plan de acción para el periodo 2013-2015 fue redactado con la participación de más de 200 especialistas en 9 áreas temáticas. Los 26 compromisos incluidos en este plan, buscan no sólo hacer pública más información sobre distintos temas, procesos o servicios, sino facilitar el que ésta sea utilizada de forma estratégica para producir cambios concretos en la vida de los mexicanos.

Se trata de aprovechar al máximo la información pública, las tecnologías de la información y la participación social, para que la información abandone las páginas de internet o las bases de datos, y se convierta en un instrumento para el ejercicio de los derechos y la calidad de vida de las personas.

Los compromisos que México asumió a través del Plan de Acción para el periodo 2013-2015 permitirán potenciar derechos relacionados con la educación, la seguridad o el medio ambiente, por mencionar algunos. Es ahí donde recae el interés de la sociedad civil en formar parte de esta Alianza. Los resultados que surjan de esta nueva relación entre gobierno y sociedad deben derivar en potenciar una mejor calidad de vida de las personas.

Contar con un sólo sitio donde se faciliten los trámites más comunes a nivel federal; tener todas las becas disponibles del gobierno federal en un sistema único de información; o tener acceso al registro de personas extraviadas en el país, son ejemplos de compromisos en donde el Gobierno Abierto puede impactar directamente a la ciudadanía.

Para que el concepto de Gobierno Abierto no sea sólo una moda en la administración pública, este es un llamado a dar resultados. Los 26 compromisos son un punto de partida para la administración federal. Pero sólo los resultados y su impacto, harán que una herramienta innovadora como la Alianza para el Gobierno Abierto, se transforme en una forma de hacer gobierno y de renovar la cada vez más frágil relación entre gobierno y sociedad.