Casi dos tercios de la población mundial, unos 4.7 mil millones, viven en un país representado en la Cumbre G20, el cual este año tendrá lugar en Osaka, Japón el 28 y 29 de junio
Las economías del G20 controlan 85% del PIB global y más del 75% del comercio global. Aunque han habido dudas sobre la capacidad de encontrar una agenda común en una época de cada vez más guerras comerciales, aislacionismo, y proteccionismo, escándalos recientes han dejado claro que la globalización de la economía ha venido acompañada de una globalización de las redes de corrupción. El Grupo Anticorrupción del G20, que trabaja con gobiernos en medidas contra la corrupción, tiene, por ende, el potencial de ser un importante socio en la lucha por la justicia global.

El grupo se reunirá en la Ciudad de México esta semana como parte de los preparativos para la Cumbre de Osaka. Transparencia Internacional, y su capítulo en México, Transparencia Mexicana, estarán ahí exhortando al G20 a tomar acciones en áreas clave.

 

Haz como digo, no como hago–Líderes del G20
Primero, el G20 tiene que mirar internamente. A lo largo de los años, el G20 ha hecho más de 60 compromisos anticorrupción, cubriendo áreas como recuperación de activos, declaraciones patrimoniales, beneficiarios reales, contrataciones públicas y conflictos de interés. Eso es bueno, pero falta implementar gran parte de las recomendaciones.
El año pasado, para llegar a los jefes de estado presentes en la Cumbre de Buenos Aires, colocamos anuncios alrededor de la sede exigiendo acción en compromisos existentes.

Desgraciadamente, el exigir rendición de cuentas al G20 es dificultado por el hecho de que hace falta hasta información básica sobre el progreso hecho por los países del G20 y los pasos a seguir.

Como prioridad, el grupo anticorrupción debe aumentar rendición de cuentas sobre su progreso en la materia.Específicamente, los países del G20 deben reportar sobre el progreso en cadas compromiso para transformar palabras en acciones.

Transparencia Internacional está también emitiendo recomendaciones sobre cómo las economías más grandes del mundo pueden controlar la corrupción a través de tres áreas clave.

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Denunciantes

2019 ha sido un año importante para la protección a denunciantes en el G20. La nueva directriz de la Unión Europea sobre protección a denunciantes y la nueva reforma al sector privado en Australia contienen previsiones muy avanzadas.

El G20 debe aprovechar este momento para adoptar e implementar principios de alto nivel sobre denunciantes. Estos deben ir alineados con los estándares y mejores prácticas en la materia, como los principios internacionales de Transparencia Internacional de legislación sobre denunciantes.

Todos los denunciantes en países del G20 deben tener acceso a canales confiables y sensibles en materia de género para reportar conduuctas delictivas y deben estar protegidos de cualquier acción en su contra. La información que proveen debe guiar reformas y prevenir delitos a futuro.

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Obra pública

En este ámbito, los compromisos existentes del G20 podrían hacer una gran diferencia si fueran implementados de manera adecuada.

En repetidas ocasiones, hemos visto cómo las empresas fantasma en jurisdicciones secretas son un ingrediente clave para la corrupción en obra pública. Si las empresas tuvieran que reportar sus verdaderos dueños, habría menos oportunidades para ocultar sobornos y conflictos de interés en las licitaciones. El G20 adoptó principios de alto nivel en beneficiarios reales en 2014, pero nuestra más reciente evaluación deja claro que los países se están quedando atrás.

Más apertura en contrataciones y mayor participación ciudadana en los procedimientos podrían reducir el riesgo de que se desvíen los fondos.

Como un ejemplo de ello, nuestro capítulo peruano lanzó un experimento de auditorías sociales en pequeños proyectos de infraestructura. Esto le ahorró al contribuyente 8 millones de dólares.

Género

La corrupción afecta desproporcionadamente a las mujeres. En su papel de cuidados alrededor del mundo, las mujeres experimentan corrupción en sus vidas diarias, desde interacciones con las autoridades escolares hasta en servicios de salud. Las mujeres también están sujetas a formas específicas de corrupción como la extorsión sexual, donde el sexo se vuelve el medio de soborno.

La corrupción funge como una barrera que previene que las mujeres obtengan acceso completo a sus derechos civiles, sociales, y económicos. Adicionalmente al claro imperativo moral, los líderes del G20 deben promover la equidad ya que una participación laboral equitativa crearía grandes beneficios económicos.

El grupo de trabajo incorporó el tema en su último plan de acción. Ahora, el G20 debe normalizar una perspectiva de género en toda su labor anticorrupción y apoyar la participación femenina en la vida pública a nivel global.

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Cualquier principio de alto nivel adoptado en Osaka debe cumplir los más altos estándares. Con recursos como nuestras recomendaciones sobre protección a denunciantes, la sociedad civil puede ayudar a los gobiernos a asegurar que esto sea el caso. La sociedad civil puede contribuir a aumentar la transparencia y asegurar una evaluación creíble. Aunque se invita a representantes de la sociedad civil al grupo de trabajo,  hay espacio para una colaboración más profunda.

Estamos listos para ayudar al G20 a hacer de su parte en controlar la corrupción globalmente. De aquí al final de junio, averiguaremos qué tan serios son sobre liderar.

 

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