De la infraestructura a la ética

 

El sector de la construcción está estrechamente ligado a la idea de progreso. El crecimiento y el desarrollo de ciudades y países suelen representarse con maravillas arquitectónicas.

Londres se distingue por la terminal 5 del aeropuerto de Heathrow; Nueva York, por sus rascacielos; Brasilia, por su planeación urbana. En México, urbes como Guadalajara y Monterrey han buscado construir obras emblemáticas con sus respectivos puentes atirantados. También en territorio nacional son dignas de admiración inversiones públicas como las hidroeléctricas El Cajón (Nayarit) y La Yesca (Jalisco). Y qué decir, con todo y su dosis de polémica, de la carretera Durango – Mazatlán. Así, el sector de la construcción representa mucho más que empleo y cemento. Bajo los parámetros de la sociedad posindustrial, el sector sigue siendo el principal reflejo del avance de las sociedades.

Es por tratarse de un símbolo visible de desarrollo, que resulta lamentable que el sector sea señalado como una de las actividades económicas más propensas a la corrupción.

Un número significativo de los empresarios se lamentan en privado de los porcentajes de ‘diezmos’ que les exigen políticos y funcionarios a cambio de entregarles proyectos; otros han dejado de colaborar en proyectos gubernamentales para ‘no entrarle’ a la corrupción.

A nivel global, las empresas que participan en el sector de obras públicas y construcción son calificadas como las más propensas a corromper. En el Índice de Fuentes de Soborno 2011 de Transparencia Internacional, este sector recibió la calificación más baja entre 19 sectores de la actividad económica, muy por debajo de la industria agropecuaria, manufacturera o de tecnologías de la información.

El peso económico del sector de los presupuestos gubernamentales no es menor. Se estima que cerca de 30% del gasto público en el mundo se destina a obra pública. Este volumen de recursos representa un enorme potencial para el desarrollo, pero también un riesgo de corrupción dados los bajos niveles de transparencia e integridad existentes en el sector de la construcción y obra pública.

Eduardo Bohórquez, Director Ejecutivo de Transparencia Mexicana

Artículo en la revista Obras, No. 14, agosto 2012